Hoy os quiero hablar
de una película que no me resultó fácil de ver: Girl (Lukas Dhont,
2018). Creo
que la primera peli que vi sobre transexualidad fue XXY (Lucía Puenzo,
2007),
aunque allí la protagonista (interpretada por Inés Efron) es una adolescente
intersexual (rasgos biológicos tanto de hombre como de mujer) y, ante la
presión
familiar para que elija, ella acaba planteando que quizá no tiene
porqué elegir
entre la opción 1 y la 2. El 3er género también es buena opción.
entre la opción 1 y la 2. El 3er género también es buena opción.
En Girl el escenario es distinto, ella nació con cuerpo de niño y
a sus 16 años tiene
claro que quiere convertirse en mujer al 100%. Y decía que
no fue fácil para mí la peli,
sobre todo por el boicot casi continuo que la
prota se inflige, llevando el drama físico
y psicológico hasta situaciones
límite. No estamos ante una historia donde el contexto
es completamente hostil
y ella lucha contra viento y marea para ser lo que quiere ser,
en general su
entorno es comprensivo y no le pone trabas (quitando las 4 compañeras
imbéciles
que la acorralan para que les enseñe la polla), el principal problema de ella
no es su opción sexual, es su exigente competitividad y su extremado
egocentrismo.
En ese sentido el actor, Victor Polster, está sublime: consigue
que el personaje llegue
por momentos a hacerse odioso pero sin esconder su
vulnerable delicadeza. Y si
hablamos de delicadeza, ya para terminar mencionaré
La chica danesa (Tom Hooper,
2015), la mejor peli que he visto sobre este
apasionante tema, porque tiene una
pareja protagonista fuera de lo común: Eddie
Redmayne borda cada rincón y Alicia
Vikander lo envuelve todo con esa mirada
que es una viva obra de arte. Y no es que
sea tampoco una peli cómoda de ver
(lo cual se agradece), pero ahí consiguen
hablar de sexo, arte y amor con tanta sensibilidad que invitan a
imaginar un mundo menos prejuicioso, violento y cerrado.
Sí: un mundo más creativo, comprensivo y fértil.
Sí, fértil como la lluvia cuando se combina con
el sol: una hermosura vestida de arco iris.
hablar de sexo, arte y amor con tanta sensibilidad que invitan a
imaginar un mundo menos prejuicioso, violento y cerrado.
Sí: un mundo más creativo, comprensivo y fértil.
Sí, fértil como la lluvia cuando se combina con
el sol: una hermosura vestida de arco iris.