Quien más quien menos ha escrito o ha intentado escribir un
poema,
y por eso mucha gente sabe que no siempre es el mejor momento para
escribir, o decir, o cantar, poesía. Cuando no se alinean los planetas
o los
estados de ánimo o las musas o los soles es mejor hacer cualquier
otra cosa. Y
no sabríamos definir qué falta o qué sobra cuando no hay
manera de poetizar la
vida, o la muerte. Esto nos llevaría quizá a pensar
que la poesía es etérea,
delicada y espiritualmente especial, y que hay
que crear un ambiente muy
exquisito y muy específico para que se
manifieste y se desperece en todo su
esplendor. Pero… ¿acaso no es así
con todo? Quiero decir: no siempre es el
momento idóneo para comer,
o para mear, o para dormir, o para charlar, o para
caminar, o para
currar. Y sin embargo, cuántas veces nos vemos obligados a
hacer cualquiera de esas cosas. Y por eso hay tantas cosas
que se hacen mal,
por eso tantas horas y tareas absurdas
y tanto mal humor. Y por eso tanta
poesía sin poesía.
Para la poesía, sobre todo, hace falta sinceridad, conexión
directa
con nuestro universo interior y con el universo exterior (que al final
vienen a ser lo mismo). No hace falta estar en paz o en el nirvana o
en un
divino altar para escribir poesía, de hecho hay poemas que sacan
al aire
nuestros demonios, que expresan sin rienda ni estribo ni tampoco
estribillo
nuestras aristas, que vomitan sin piedad lo que somos o lo que
creemos ser. No
es mirar hacia arriba la poesía, es mirarnos de frente.
Y diría más pero no quiero aburrir, solo diré que la poesía,
como la vida,
es plural, y no toda es del gusto de todo el mundo. A mí hay poca
poesía
que de verdad me conmueva. Y ojo, no olvidemos que la poesía no se
expresa solo por medio del lenguaje escrito (hasta el diccionario de
la RAE lo
dice), la poesía también puede respirar y puede mirarte,
desnuda de disfraces.
Y ver y cuidar eso, ver y cuidar la poesía
que nos encontramos por el camino es
algo que no tiene
nombre, pero tiene todo lo demás. Lo decía Lorca: "Poesía es
la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran
juntarse, y que
forman algo así como un misterio”.