dilluns, 27 de gener del 2020










Fins no fa molt els llibres que buscaven editorial transitaven pels carrers, 
de vegades transportats per furgonetes i carrets postals, però també algun —més 
descarat o més pobre— ho feia lleugerament vestit o despullat del tot, engronsat 
per la seua autora o el seu autor. Ara és diferent, ara he pogut enviar la meua 
novel·la a quasi cent editorials en format electrònic, només una ha viatjat a 
Barcelona refugiada en un sobre certificat. És una sort per als arbres que no 
s'han convertit en paper, açò d'internet, i és una sort també per a mi: jo no hagués 
pogut enviar a tants llocs (ni les copisteries ni Correos donen el seu treball 
gratuïtament, com ens veiem obligats i obligades a fer avui en dia tantes persones) 
(ací este humorista gràfic i escriptor sap molt bé, per desgràcia, què és això). El cas és 
que, en este camí buscant editorials, el meu llibre i jo estem trobant una mica de 
tot; ja us aniré contant, si de cas, algunes coses, però ara només contaré 
breument una anècdota molt recent, relacionada precisament amb això 
d'enviar tants correus electrònics a tantes editorials:
Fa pocs dies un anunci d'eixos que apareixen a la dreta de la safata de correu 
va buscar els meus ulls i vaig poder llegir "¿Haz escrito un libro y quieres publicarlo?". 
No m'ho estic inventant, i m'estalviaré dir el nom de l'editorial, però sí, és cert: Haz 
escrito. HAZ. ¿Haz de leña? ¿Haz de luz? No: haz escrito. Tal qual. Contradiccions de 
la vida moderna, o postmoderna. (O potser és que avui tot va tan de pressa 
que els anuncis no tenen temps de vestir-se —o despullar-se— d'una 
manera mínimament honesta i atractiva). 



















dijous, 23 de gener del 2020















Y no me detendré ahora en las perversiones de la tradición social y lingüística, 
que habla solo de mujeres fatales, cuando ha habido más hombres fatales que 
mujeres fatales. Solo apuntaré que para ser un personaje fatal de esos que hacen 
la vida imposible a otra(s) persona(s) hay que tener una posición de poder, y si 
hablamos de poder ya sabemos cómo va el reparto, y el abuso, y la injusticia.

Tampoco pondré a parir a nadie porque haga sufrir desde su superioridad económica 
o intelectual, o desde su excelsa belleza. No, no lo haré, porque parir es una de las 
tareas más difíciles que existen, y yo, como hombre, no tengo ningún derecho a 
burlarme, ni aunque sea indirectamente, del acto de parir. No hablaré, tampoco, 
ni de partos naturales ni de las cesáreas, ni de las mujeres que murieron en el 
pasado víctimas de partos imposibles. Hablaré de lo que me libera, de esa mujer 
maravillosa con la que hablé hace unos días, madre reciente, serena aun con las mil 
tormentas que ha sufrido. Me alegra saberla viva, saberla despierta y hasta diría 
insumisa, y poder compartir con ella instantes así, junto a su hijo y su pareja.

Hablo también de la mujer que vi ayer en un lugar lleno de recuerdos. Le busqué 
los ojos al despedirme y ella me regaló su mirada, y nos sonreímos levemente. Así 
son los regalos, hay que dejarlos ir y venir, si quieren ir y venir, y hay que dejarlos 
crecer, si queremos que crezcan. Luego salí y caminé procurando no meter los pies 
en los charcos, el cielo atardecía y la lluvia se alejaba. Pero a mí me gustan los charcos 
y por eso, caminando, me dejé conducir por la mirada de aquella mujer que empujaba 
un carrito de bebé y que me sonrió apaciblemente, y yo no pude resistirme y me 
dulcifiqué en sus ojos. Sonreí también, bajé la cabeza y seguí mi camino, acogido 
por los árboles sin hojas y todavía húmedos, y me sentí flotar, no necesitaba luchar 
con ningún narcisismo, por más bello que fuera. Pensé que todas las personas lo tenemos, 
ese narciso, o esa narcisa, y que a veces creemos enamorarnos de narcisones 
o narcisonas monumentales, cuando lo que en realidad estamos haciendo es 
hinchar nuestra propia fatalidad, nuestro propio vacío.

Ayer el camino me traía ecos amables de otros pasos que sufrí hace tiempo y que 
supe transformar, a base de lágrimas y de mucho esfuerzo y sinceridad conmigo 
mismo, en pasos como los de ayer, indefinibles pero llenos de paz. Y un chico y una 
chica pasaron agarradas cerca de mí, y ella levantó la cabeza y me miró. A veces la 
belleza es así: camina y nos mira como si hubiera descubierto, de repente, que existe 
un mundo increíble que es capaz de expresarse más allá de las mentiras. Podemos 
creer en ellas, en las mentiras. O podemos creer en ellas, en las gotas de lluvia 
cuando nos miran y nos hacen llorar. Llorar sin dolor. Llorar de puro placer. 



-Ximo Segarra-














dimarts, 21 de gener del 2020












Viñeta gran formato para la peluquería RosTres de Castelló. Por cierto, dicen que 
llover es un verbo impersonal. Pero no es cierto eso, no no no. Un aguacate amigo mío 
(que sabe mucho del correcto uso poético y libertario de la lengua) dice que yo lluevo, 
que tú llueves y que los aguacates, también, llueven que alimentan. Es más: 
una manzana (es una manzana muy sabia que me ha hecho el amor hoy al poco 
de despertar sin pecado y sin vergüenza) afirma (y yo me la creo) que las inundaciones 
y ahogos personales son cosas que pasan por edificar ciudades antipersona en los 
cauces de nuestros ríos, y por plantar narcisos contaminantes 
en las playas de nuestras alegrías. 

Llueve mucho hoy aquí, en la comarca de La Plana, al borde del Mediterráneo, 
y hace viento y hace frío. Y yo desedifico mis muros y planto cuentos de invierno 
(como aquellos que plantó Éric Rohmer) para florecer en mis montañas nevadas 
(se puede florecer en la nieve) (pero de eso hablaré otro día) (u otra noche) 
(con mi amigo el aguacate y mi amada amiga la manzana) (y conmigo hecho 
nube y bañado por el sol) (en algún lugar de los Alpes) 
(o en algún lugar de mi lluvia).









dissabte, 18 de gener del 2020













Fa només uns dies ens va deixar una figura cabdal de la literatura en la nostra llengua. 
Isabel-Clara Simó sempre serà, per a mi, l'escriptora que va construir un personatge 
pertorbador i alhora inoblidable: Júlia. Avui només vull fer-li este petit homenatge, 
imaginant com és, dibuixada, aquella dona que ella va descriure amb paraules. D'una 
escriptora tan gran com Isabel-Clara Simó he aprés, entre moltes altres coses, que una 
novel·la històrica pot endinsar-se en les terribles i sacsejadores desigualtats socials amb 
fluïdesa, rigorositat i, sobretot, molta honestedat. Gràcies, mestra.










L'Oriol diu que els que es queixen que la vida és monòtona, en el fons, 
amaguen una terrible covardia: "A les estacions és ple de trens.
Qui no els agafa és perquè no vol".

"Raquel" 
Isabel-Clara Simó 


















dimecres, 15 de gener del 2020











LA BODA

El novio se casa por la Iglesia porque su novia así lo ha decidido, y la novia así lo ha 
decidido para no aguantar más las malas caras de su padre y de su madre. Todo lo 
demás —el vestido, el traje, las flores, los estos, los aquellos y las parafernalias al 
completo— ha ido aplastando a la parejita en su recorrido hacia el altar, donde ahora 
trata de escenificar el papel asignado con la mayor dignidad posible. El del crucifijo 
también lo intenta, y el novio y la novia no pueden evitar mirar una y otra vez hacia 
arriba y comprobar que el buen Jesús no lo goza ni de lejos. Ella mira a su futuro marido 
y le pregunta ¿Vamos? Él no duda, y ante el asombro de madres, padres, tías, primos y 
floreros bajan al crucificado y llaman al 112, Oiga, vengan a la iglesia de San Talcual, que 
tenemos a un torturado acabado de rescatar, sí, un crucificado, es, sí, Jesucristo.

Al final, hartas de esperar, se lo llevan en el coche nupcial a casa y allí le curan, le 
alimentan, le acuestan y le dejan dormir, por fin, en horizontal. Días después la pareja 
fugada de su propia boda resucitará transfigurada en santísima y divina trinidad terrenal. 
Ella, María Magdalena, y él, Juan Bautista, han encontrado por fin la solución a la indefinible 
ausencia que sentían de noche y de día en su relación de pareja. Y además, oh sorpresa, 
demos gracias al señor, a la señora y a todo dios: aquí el mesías es, además de 
muy guapo y muy majo, un amante sensible, cumplidor en la cama y… 
sí sí sí: multiorgásmico sin complejos.



-Ximo Segarra- 

(Cuentos de cuando el sexo pudo razonar, 8)














divendres, 10 de gener del 2020
















No el pots 
enganyar amb 
una decepció 
Al teu cor 

Ni amb una 
senyal de prohibició 
ni amb un horari 
que complir 
ni amb la força 
del costum 

No, no el pots 
enganyar Al teu cor 

Ell sempre trobarà 
la manera de 
tornar a sonar 

I tornar-te a despertar... 



- Ximo Segarra - 









(el poema ja el vaig publicar ací fa quatre anys i mig)










dimarts, 7 de gener del 2020













Y es verdad que la violencia tantas veces repetida nos abruma hasta el punto de 
decirnos Qué más da lo que yo diga. El asesinato de Mónica y su hija Ciara a manos 
de su expareja es una de esas realidades brutales que no querríamos vivir, ni asimilar, 
y que pueden encerrarnos también en ese Qué más da lo que diga nadie.

Me pasa muchas veces, eso, pero tantas violencias no pueden callarnos. 
Hoy no diré nada sobre la violencia machista, aparte de condenarla y decir que 
nada justifica sus crímenes. Solo quiero dejar aquí un poema que hice hace años, 
pensando en una madre y una hija, eran —y son— dos personas sin refugio 
expulsadas por la violencia y repudiadas por las fronteras de Europa:



Suelta amapolas rojas 
la dulce niña rota 
que agarraba la valla 
coronada de espinos 

Y el viento la busca 
y agita un ramo 
de violetas grises 
vestidas de frío 

Y a las diez amapolitas blancas 
en los diez deditos finos 
se las come el universo negro 
que ruge en los bolsillos 

Su madre la mira desde el camino 
y levanta una sonrisa fiera 
y le dice a la niña 
casi casi en silencio: 

Esta noche podremos soñar 
que la luna es la puerta 
de nuestra casa, y las estrellas 
bengalas del paraíso 

Y las diez amapolitas vivas 
salen de los bolsillos 
y sujetan la cara tierra 
de la madre sin refugio 

¡Mami! ¡Nunca lo había visto! 
¡Tu cara es la luna! 
¡Y tus ojos dos estrellas 
de un color cielo tan bonito...! 





X. S.









diumenge, 5 de gener del 2020












No surgen de la chistera de ningún mago, personajes así. 
Son fruto de un error: creer que a la humanidad la salva de sus miserias un 
gran —o una gran— líder. Trumpo y Hitlerio surgen del mismo sustrato, de ahí de 
donde se nutren esos que anuncian reconquistas o aquellos que alaban matanzas al 
grito de Aladino es grande. Crecen salvapatrias allá donde la gran mayoría calla, aquí 
donde la gran masa se conforma con su papel de espectadora, mientras es engañada, 
explotada y efsqualikstringueada (esta última palabra está en el diccionario 
de la Real Academia del Abracadabra) (Sí sí sí).

Lo vemos en las redes sociales a diario: el espíritu crítico, la creatividad, 
el compromiso social, solo existe en algún que otro pequeño islote, mientras la 
gran mayoría se dedica a posar con esa apariencia de esperar quién sabe qué, 
quién sabe cuándo, quién sabe cómo, quién sabe dónde estará mi carro, 
aquel que me robaron anoche mientras me hacía un selfie. 

No van a solucionarnos nuestra historia (ni nuestra story) las palabras de ese 
iluminado, de aquella famosa o de esa activista. Estas palabras que ahora lees 
tampoco lo harán. Crea tus propias palabras, tu propia visión del mundo y 
compártela, haz ese esfuerzo, porfa. Love first, Mr Trumpito. Love first, my 
friend. Love first, my love. Ya lo decía la canción: Lo que necesitas es 
amorrarte (amorrar es un verbo) (no confundir con el verbo almorranar, 
no no no). Yes, it is: amor, amor del buenorro is all we need: amor que siente, 
amor que piensa, amor que camina y dialoga. Amor que actúa. 

Lo otro —la vida ausente y cotidiana de cada día— alimenta vacíos, grandes 
vacíos que personajes como Trumporro o el Jeque machistorro de turno llenan 
con su grande y sanguinaria memez. La alternativa a ese horror está en cada cual 
y en cada cuala (sí, cuala) (un cuala es un animalito muy bonito que vive en 
Australia) (ay ay ay…) (mira que no saber qué es un cuala…) (menos mal 
que estoy yo aquí para explicaros las cosas importantes…) 















divendres, 3 de gener del 2020












«M'oposo al concepte de revolució com a manera d'aconseguir el poder estatal. 
La tendència inherent de qualsevol grup que pren el poder és consolidar i estendre 
aquest poder. Per tant "el pansiment del poder" ha de començar directament des de la 
gent, rebutjant el continuar així, i buscant el fer-ho innecessari. És fonamental per a 
qualsevol bona revolució que tota autoritat sobre la gent sigui desafiada i les 
persones aprenguin a prendre el control de les seves pròpies accions».

Howard Clark