Viñeta gran formato para
la peluquería RosTres de Castelló. Por cierto, dicen que
llover es un verbo
impersonal. Pero no es cierto eso, no no no. Un aguacate amigo mío
(que sabe
mucho del correcto uso poético y libertario de la lengua) dice que yo lluevo,
que tú llueves y que los aguacates, también, llueven que alimentan. Es más:
una
manzana (es una manzana muy sabia que me ha hecho el amor hoy al poco
de
despertar sin pecado y sin vergüenza) afirma (y yo me la creo) que las
inundaciones
y ahogos personales son cosas que pasan por edificar ciudades
antipersona en los
cauces de nuestros ríos, y por plantar narcisos
contaminantes
en las playas de nuestras alegrías.
Llueve mucho hoy aquí,
en la comarca de La Plana, al borde del Mediterráneo,
y hace viento y hace frío.
Y yo desedifico mis muros y planto cuentos de invierno
(como aquellos que
plantó Éric Rohmer) para florecer en mis montañas nevadas
(se puede florecer en
la nieve) (pero de eso hablaré otro día) (u otra noche)
(con mi amigo el
aguacate y mi amada amiga la manzana) (y conmigo hecho
nube y bañado por el
sol) (en algún lugar de los Alpes)
(o en algún lugar de mi lluvia).