dimarts, 21 de gener del 2020












Viñeta gran formato para la peluquería RosTres de Castelló. Por cierto, dicen que 
llover es un verbo impersonal. Pero no es cierto eso, no no no. Un aguacate amigo mío 
(que sabe mucho del correcto uso poético y libertario de la lengua) dice que yo lluevo, 
que tú llueves y que los aguacates, también, llueven que alimentan. Es más: 
una manzana (es una manzana muy sabia que me ha hecho el amor hoy al poco 
de despertar sin pecado y sin vergüenza) afirma (y yo me la creo) que las inundaciones 
y ahogos personales son cosas que pasan por edificar ciudades antipersona en los 
cauces de nuestros ríos, y por plantar narcisos contaminantes 
en las playas de nuestras alegrías. 

Llueve mucho hoy aquí, en la comarca de La Plana, al borde del Mediterráneo, 
y hace viento y hace frío. Y yo desedifico mis muros y planto cuentos de invierno 
(como aquellos que plantó Éric Rohmer) para florecer en mis montañas nevadas 
(se puede florecer en la nieve) (pero de eso hablaré otro día) (u otra noche) 
(con mi amigo el aguacate y mi amada amiga la manzana) (y conmigo hecho 
nube y bañado por el sol) (en algún lugar de los Alpes) 
(o en algún lugar de mi lluvia).