dijous, 26 d’agost del 2021

 








Nueva colaboración con Xurxo Vázquez :-)
Si hace un par de semanas el guion fue mío y el dibujo suyo, 
ahora he dibujado yo a partir de su guion. En colaboraciones así 
se aprende mucho, no solo técnicamente, porque es posible 
comprender mejor la mirada de otro dibujante.

Ya dije la otra vez que admiro a Xurxo: de primeras su dibujo recuerda 
a Quino, por la alta definición y también la alta sencillez en el trazo (es
 diáfano como la mirada de un niño, y no esconde la experiencia y las
 frustraciones de un adulto), y la manera en que los personajes se
 muestran al público me llevan también a las tiras de Johnny Hart, 
un maestro en exponer sin marcos ni embalajes las contradicciones 
de eso que llamamos civilización, en especial la occidental. 
Y también diría que en Xurxo veo algo de Will Eisner, por la 
melancolía y desesperación latente en sus guiones.

Y podría seguir enlazando referencias con leyendas del cómic y 
del humor gráfico, pero prefiero mencionar alguna de las muchas 
viñetas de Xurxo: La primera que me viene a la cabeza es aquella 
donde un personaje escala una inmensa piel de plátano que alguien 
tiró en la calle, y no hay nada más, porque no hace falta nada más 
cuando el dibujo es, por sí solo, un verso libre. Y digo verso porque
 muchas de sus tiras cómicas evocan poéticamente realidades difíciles 
de digerir, como esa en la que Alguien te da una manzana, tú la 
muerdes y enseguida eres reprendido, porque Alguien lo que quiere 
es que te pongas la manzana en la cabeza para practicar el tiro con arco.
 Insisto: poesía, y poesía visual de la buena es ese personaje con cara 
de aburrido y resignado que dice “Yo soy de la opinión”, y la frase es 
en realidad otro personaje que lo sujeta con una cuerda y un collar.

Y sí, sus viñetas no son cómodas para un público autocomplaciente 
y perezoso, quizá por eso, pese a su fecunda imaginación y su dibujo
 tierno y simpático, no es muy conocido por el gran público. Pero la 
gente que conocemos su obra sabemos que Xurxo logra eso tan difícil 
de lograr: él invita a pensar, a sonreír y también a reír.

Y esos tres verbos son, por cierto, amigos íntimos del verbo liberar :-)