El día que saqué esta foto (sí, lo sé, parece una viñeta)
(pero es una foto) (ya si os creéis esto, os creeréis también lo
siguiente que contaré) hacía muchísimo calor y los aparatos de
aire
acondicionado se abanicaban con gracia y salsalero (sí, salsalero)
(es un
bailesito muy salao que te hará gosar, papi sabrosón) (o mami
sabrosona) (o
primo segundo, más sabrosón todavía). Y… Y… por dónde
iba, que con el
salsalero se me ha ido el cielo al santo… Eso: que los
aires acondicionados se
abanicaban y los que no se abanicaban se
iban corriendo a echar un casquete
polar ártico. La calle toda se derretía,
y el asfalto era un chicle de fresa
con tropezones de cereza en almíbar. Y los
semáforos se doblaban y besaban las
aceras, que se arqueaban y ardían
apasionadas, abriendo las bocas de incendio y
lamiendo con sus lenguas los
pies churruscados de las pocas personas que se
animaban a salir a la
calle. Hubo alguno, incluso, que sin querer se quemó a lo
bonzo
con su propio semen incandescente, y las farolas bailaban
sobre el horno
de su propia excitación hasta llegar al punto
de cocción en el que ya no es
posible tener un orgasmo, porque
como mínimo tenían media docena, uno detrás de
otro, lamidas
por nubes henchidas de un orgiástico calor sin final y sin
vergüenza.
Y eso sucedió aquel día que saqué esa foto, ya veis qué cosas, quién
nos lo iba a decir: empecé hablando de un día de calor como otro
cualquiera y
acabo hablando de otras cosas que pasan, también,
un día cualquiera. Cierto es
que, como atestigua la foto, no todo el
mundo supo ver aquel grandioso humedal
erótico: hubo gente que
insultó al sol. Mala gente aquella, la misma que en
invierno disfruta
de su calorcito, luego en verano lo repudia sin misericordia.
La misma
gente que explota a emigrantes y a pobres en general y luego,
cuando
no los necesitan, los echan a patadas. En fin, qué decir
de ese hatajo de
zopencos que demuestran su corta imaginación
sexual yendo a un puticlub, si no
valen ni la pena ni el pene ni el
porno ni el puto prejuicio que les carcome el
cerebro. Y ya está,
ya he dicho todo lo que quería decir. Nada más por hoy :-)