Diría que esta tira cómica es mía y diría la verdad, pero diría que es solo mía
yo y el resto es todo suyo. Y diría que me causa gozo una colaboración así
con un viñetista al que admiro desde hace años y diría la verdad, pero diría que
la experiencia ha sido única e irrepetible y mentiría. ¿Por qué? Porque en un par
de semanas habrá otra experiencia de colaboración creativa: él al guion y yo al
dibujo, y eso me causa, si cabe, más gozo todavía. Sí, en los tiempos que corren
lo de las colaboraciones entre gente que escribimos, o dibujamos, o fotografiamos,
o etceteramos, no abundan, quizá porque cada quien solemos nadar (o naufragar)
en el interior de nuestras cápsulas, o volar en nuestras atmósferas estancas, ya
se sabe, las zonas de confort, o de confuerte, o de condébil… Pero, claro, es así
como debemos vivir, como las gallinas de una granja industrial, ahí bien encerraditas
en sus jaulitas, para que la productividad esa y el ritmo ese no pare, no. Pero ya me voy
por los cencerros de Úbeda y no es plan, así que me voy a tomar algo, no un café
(me gusta el olor, pero no puedo tomarlo, hace mucho que no bebo café, me
altera los nervios), ni tampoco una cerveza (no me gusta, ya de muy jovencito,
con las primeras salidas con amigos me pasaba, todo el mundo loco por tomar
una cerveza y a mí ni me gustaba ni me sentaba bien), ni tampoco un vino o
cualquier otro alcohol (nunca he sido fan del alcohol, en mis épocas de desfase
lo que de verdad me gustaba era fumar, fumar hierbecitas de la risa y del relajo,
pero hace años que no fumo). Así que me voy a un convento, o a una ermita,
porque a estas alturas soy más un monje que otra cosa, y allí me tomaré un
agua fresca y natural, y pintaré alguna mona, porque eso soy: un pintamonas,
o un escribemonas. Y ya está, ya me he enrollado bastante y lo que quería
decir es Gracias, Xurxo, por esta tira cómica y por la otra que vendrá 🙂