Y ojo, que si te
quemaste en un fuego, es bueno y natural
y también jolgorioso saber que el dedito (o la manita) (o el culito) no
vuelve a meterse ahí. Que no está el horno para malos rollos ni los chistes
y también jolgorioso saber que el dedito (o la manita) (o el culito) no
vuelve a meterse ahí. Que no está el horno para malos rollos ni los chistes
están para tomárselos al pie de la
letra. Para eso son chistes, joder. Para decir,
por ejemplo, que nos meten
miedos por las orejas, por el moño, por las narices
y por el ombliego (sobre
todo por el ombliego) y ahí se nos quedan y nos fermentan
y nos retortijean (retortijear
es un verbo) (estaba en cuarentena pero ya salió
a primaverear) y nos hacen la
vida impopó. Impopó. (Ay, que no
me sale). Impopósible (eso) (o más o menos).
Hace 9 años, tal día
como hoy, unas cuantas gentes salieron a la calle
a decir que ya estaba bien de
tanto machaque; eran los tiempos de la crisis
aquella que decían económica o
que podría decirse crisis del robo sistemático.
¿Que no cambió mucho la cosa
por aquel 15M? Pues no, no cambió mucho la cosa.
Pero fue un buen intento,
aunque el sistema sistemático sacó sus porras y sus voceros
y hasta sacó sus
partidos políticos nuevos, y trabajó para que se diluyera un intento
que, pese
a todo, fue hermoso. Y la hermosura es una oportunidad que está siempre
ahí,
haciéndonos cosquillas con esos dedos lindos que aprendieron a no
achicharrarse
en el fuego de las mentiras y los pánicos.
Vivimos en una
pandemia. Hace milenios que vivimos en una contagiosa
epidemia autoritaria:
reyes, reinas, caciques, emperadores, jefas, jefezuelos…
insistirán una y otra
vez en que nunca es el momento para aquello que pedía
El Perich en uno de sus
chistes gráficos más recordados, cuando el jefe le pregunta
al subordinado qué
reclama, y el subordinado responde con una sola palabra: Todo.
Eso queremos,
nuestros derechos y nuestras libertades, no las
anestesias cotidianas ni las
nanas marranas…
Siempre es un buen
momento, siempre, para lanzar al viento uno de esos aires
retumbantes que
fumiguen al mosquito (o a la mosquita) de turno. Porque los
miedos que nos
hacen la vida imposible hay que sacarlos. Ya lo dice el reflán
de huevo: “No
dejes para mañana el pedo que puedas tirarte hoy”.
La viñeta es "remake" de una que hice y ya publiqué aquí hace 5 años.