divendres, 15 de maig del 2020














Y ojo, que si te quemaste en un fuego, es bueno y natural 
y también jolgorioso saber que el dedito (o la manita) (o el culito) no 
vuelve a meterse ahí. Que no está el horno para malos rollos ni los chistes 
están para tomárselos al pie de la letra. Para eso son chistes, joder. Para decir, 
por ejemplo, que nos meten miedos por las orejas, por el moño, por las narices 
y por el ombliego (sobre todo por el ombliego) y ahí se nos quedan y nos fermentan 
y nos retortijean (retortijear es un verbo) (estaba en cuarentena pero ya salió 
a primaverear) y nos hacen la vida impopó. Impopó. (Ay, que no 
me sale). Impopósible (eso) (o más o menos). 

Hace 9 años, tal día como hoy, unas cuantas gentes salieron a la calle 
a decir que ya estaba bien de tanto machaque; eran los tiempos de la crisis 
aquella que decían económica o que podría decirse crisis del robo sistemático. 
¿Que no cambió mucho la cosa por aquel 15M? Pues no, no cambió mucho la cosa. 
Pero fue un buen intento, aunque el sistema sistemático sacó sus porras y sus voceros 
y hasta sacó sus partidos políticos nuevos, y trabajó para que se diluyera un intento 
que, pese a todo, fue hermoso. Y la hermosura es una oportunidad que está siempre 
ahí, haciéndonos cosquillas con esos dedos lindos que aprendieron a no 
achicharrarse en el fuego de las mentiras y los pánicos. 

Vivimos en una pandemia. Hace milenios que vivimos en una contagiosa 
epidemia autoritaria: reyes, reinas, caciques, emperadores, jefas, jefezuelos… 
insistirán una y otra vez en que nunca es el momento para aquello que pedía 
El Perich en uno de sus chistes gráficos más recordados, cuando el jefe le pregunta 
al subordinado qué reclama, y el subordinado responde con una sola palabra: Todo. 
Eso queremos, nuestros derechos y nuestras libertades, no las 
anestesias cotidianas ni las nanas marranas… 

Siempre es un buen momento, siempre, para lanzar al viento uno de esos aires 
retumbantes que fumiguen al mosquito (o a la mosquita) de turno. Porque los 
miedos que nos hacen la vida imposible hay que sacarlos. Ya lo dice el reflán 
de huevo: “No dejes para mañana el pedo que puedas tirarte hoy”. 
















La viñeta es "remake" de una que hice y ya publiqué aquí hace 5 años.