No me detendré ahora
en los agobios. Prefiero centrarme brevemente
en las sillas. Porque es un mundo
apasionante el de las sillas. Aunque ellas,
que son muy listas y también muy
pillas, me han pedido que no divulgue los
secretos más inexplicables de su
universo. Así pues, guardaré sillencio. Tengo
su permiso, eso sí, para hacer
algunas viñetas sobre ellas, pero no sé si hay
público para chistes gráficos de
sillas. Así pues, entro en duda: ¿Hago
más viñetas silleriles? ¿Sí? ¿No? O, preguntado
de otra manera:
¿Ni? ¿So? O hagamos la pregunta más complicada: ¿Xí? ¿Lo?
¿Fo?
¿No? En fin, mientras resuelvo tanta duda, no
esperaré sentado y me iré con la música
a otra parte, allí tocaré el sillófono
y cantaré con todas las
sillas
que quieran acercarse.
Ah, por cierto: no
he perdido la chaveta. Lo que pasa es que,
ciertamente, es un mundo apasionante
el de las sillas.
Ellas me entienden a mí. Y yo las entiendo a ellas.
Hasta luego, lindos culos.