Esta viñeta es mi
aportación al proyecto #misemilladeconfinamiento,
impulsado por la ilustradora
Marta Benedí. Es un proyecto abierto a quien
quiera participar, así que si te interesa, en la cuenta de Instagram
@misemilladeconfinamiento explican cómo hacerlo.
Tengo una opinión
muy crítica con todo esto del confinamiento y el
estado de alarma, pero ya en
las últimas semanas he ido diciendo (y dibujando)
lo que pienso, y ahora solo
diré que cualquier confinamiento puede llevarnos
a la miseria más absoluta o
puede, si sabemos afrontarlo, ser una semilla.
Por eso me gusta la iniciativa
de Marta, porque relaciona un concepto cerrado
y opresivo (el confinamiento) con uno
que es todo lo contrario (la semilla).
Estoy muy cansado de
mentes confinadas, reprimidas, resignadas…
hay mucho de eso en nuestra sociedad
(esa que dice vivir en el primer mundo),
y la creatividad es una buena forma de
destruir barreras, muros, asfixias…
Es una semilla que a veces hace surgir
flores y otras árboles, a veces frutos y
a veces eso que llaman hierbajos, pero
siempre es una oportunidad. Una buena
oportunidad para resistir, y también para
crecer. Y sobre todo para respirar mejor.
Eso es para mí el arte: una sana
invitación a la libertad.
Como decía Erich
Fromm, hay quien tiene miedo a la libertad y hay
quien ama la libertad. Cada
quien decide qué hace, qué cuida, qué riega,
qué quiere oler cuando abre su ventana
cada mañana. O cada noche.