Son mala gente los
virus, a veces matan y a veces no, pero en general no
son gente de fiar. Yo
estoy por fin saliendo de una lucha despiadada con un virus
de la gripe que me
ha tenido casi un mes con la salud apiltrafada (me gusta el
verbo apiltrafar,
exista o no en las reales, o en las academias, o en las lenguas)
(lo que no me
gusta es estar apiltrafado como lo he estado). Pero no quiero hoy
hablar de
virus (putos virus, a ver si nos dejáis en paz ya, id a joder a los mosquitos
y
entrad en bucle asesino hasta que os extingáis unos a otros para siempre)
(lo
digo con cariño) (con cariño pero extinguíos ya, porfa).
Lo dicho, no quiero
hablar de virus, hoy quiero hablar de la concentración,
de la capacidad de
concentrarnos en lo que hacemos. Yo en eso soy un as.
Soy extraordinariamente
capaz, sí, yo me concentro en un pispás. Y trato
de transmitir esa cualidad mía
tan maravillosa a mis hijos. Yo con mis hijos
mantengo una relación muy
particular (digo hijos así en masculinos porque no
tengo hijas, así en
femeninas), y es una relación muy especial porque, por encima
de cualquier
consideración pedagógica, ideológica o cultural, lo cierto es que no
tengo
hijos, y así es muy difícil mantener una buena relación con ellos. El otro día
lo hablaba con Conditioner Repair Rescue (ella es una de esas botellas raras
que
hay en las peluquerías) (ni ella misma sabe para qué sirve) (pero le
encanta hacer
de psicóloga), hablábamos de algo que ahora no recuerdo, porque
¿os habéis
fijado qué bonito es el sol de invierno? Sí, es como la
concentración, tan importante
y tan connatural en mí. Por cierto, ¿de qué
estaba yo…? Bueno, da igual, lo
importante, al final, es vivir el presente,
como cuando escribes y envías una carta
de amor, hace dos años le envíe una
carta… ¡Uf! ¿Casi dos años ya? Cómo pasa
el tiempo, sobre todo los años. Son
más raudos y fugaces que los segundos. Ya
lo decía Einstein un día que se iba
de romería.
Pero, en fin, por
retomar el hilo: los espárragos fritos no me gustan. Y eso:
que soy un as. No
sé en qué pero sí. Soy un espárrago, y ahora me voy a
freír gárgaras. Hasta
luego, coronazones :-D