La versión original de esta viñeta la hice hace ya una década,
cuando todavía mucha gente no tenía internet en su móvil, por
eso entonces la escena tenía más sentido que ahora. Ahora con
los whatsapps, los telegrams y las variadas mensajerías las llamadas
piedridas ya casi no se estilan, y es por eso que debo reconocerlo:
mi viñeta se ha quedado antigua, más o menos en la edad de piedra.