―¿Cómo estás, Cactus?
―Estoy constibado, Xibo.
―Vaya, ahora me llamo Xibo.
―Sí, pero te lo digo con abor, con
bucho abor.
―¿Y estás muy constipado, Cactus
del amor hermoso?
―Bucho.
―No sabía yo que los Cactus
también se constipan.
―Es que tú no te fijas bucho en
bí.
―¿En bí?
―Sí, en bí no te fijas tú, y bor
eso sabes buy bocas cosas de bi vida, Xibo.
―¿Por qué me dices eso, Cactus?
―Bara que te sientas culbable.
―Ay ay ay… Sí que estás enfermito
tú hoy.
―Sí, estoy enferbito, bor eso
estoy de bala leche.
―Yo que quería hablar contigo de
las grandes potencias militares…
―Yo no quiero hablar de
bobotencias bilis tardes, gracias y buenas noches.
―Pues casi que nos decimos adiós.
―Sí, bero con abor.
―Pues despídete con amor de
nuestro bello público, Cactus.
―Abigos y abigas, abigotes y
abigotas todes, be desbido hoy con lágribas
en los ajos y buchos bocos en la
nariz, oy oy oy. ¡Adiós! ¡Oh, adiós!
―Parece que te vayas para siempre.
―No, bara siebbre yo no be voy,
Xibo.
―¿Sembrarás más palabras en el desierto
nuestro de cada día?
―Sebbraré, Xibo, sebbraré bás balabras
aborosas.
―Y bromas también, ¿no?
―Brobas tabbién sebbraré, sí, bero déjabe
un boquito en baz ya, Xibo.
Hasta bronto, querido vello búbico. Be voy bero os
juro que bañana volveré.
―¿Mañana?
―O basado bañana.
―O la semana que viene.
―Oye, Xibo, ¿tú quieres que vuelva, o no
quieres que vuelva?
―Yo sí, claro, pero tampoco vas a venir
todos los días. ¡Que la gente
se cansa de leernos, si les damos la tabarra muy
a menudo!
―¡Bues hasta luego, gente que se cansa de
leernos! ¡Vosotros os
lo berdéis, analfa abetos y analfa alcornoques! ¡Vagos
bentales y ebocionales!
―¿Tú crees que esta es forma de
despedirte, Cactus?
―¡Sí!
―Qué enfadón eres.
―Sí, es que yo soy un enfa don nadie, y,
claro…
―Pues también es verdad.
―😊😊😊 Hasta luego, Xibo.
―Hasta luego, Cactus del amor hermoso.