Versión anuevada de una vieja viñeta que hice hace una década. Y sí, ya lo sé:
anuevada no es una palabra muy correcta, pero... hay
tantas cosas incorrectas,
insalubres, injustas y tan bien defendidas por
seguridades privadas y públicas,
que escribir una palabra así, en plan juguetón
e incorrectón (mira, otra que se
sale de la norma) (a por ella, a por ella, es
una pecadora, es una bruja, es una
vividora sin patria ni marido) (qué horror)
es el menor de los males. Es más,
diría yo que hacerle cosquillas a las
palabras hasta que se meen de risa o se
metamorfoseen a su gusto es uno de los
mejores males que existir puedan en
un sistema enfermizo y enfermante. Sí, he dicho enfermante. No te resignes a
lo enfermante ni a lo resignante. Juega con lo que te enseñaron en las aulas
de los sistemas educativos, porfaplis,
busca el lado amable, el lado afable y
constructivo y divertido de las
palabras y de los argumentos, de los cuentos
y de las teorías, busca, en fin,
el lado que nos permita evolucionar a mejor,
para cambiar de verdad, y no tragar sin más esos
cambios de mentiras que
venden y que compran a todas horas en los mercados esos
de valores, sí, esos
mercados que en el fondo no tienen ni valores ni
valientes, lo que tienen
es un hatajo de cobardes escondidos debajo de sus
melones (ay, quise decir
millones y dije melones) (hora es de cerrar este
escrito) (sí, me iré a la huerta
y charlaré un rato con alguna melonera) (gente
maja las meloneras)
(ni saben lo que es un cajero automático) (solo saben hacer
cosas
saludables, pacíficas y nutritivas) (gente sabia
las meloneras)
(hasta luego).