diumenge, 6 de març del 2022








 Un fragmento del manifiesto que hizo José Saramago en marzo de 2003:

“Hasta ahora la Humanidad ha sido siempre educada para la
 guerra, nunca para la paz. Constantemente nos aturden las orejas 
con la afirmación de que si queremos la paz mañana no tendremos 
más remedio que hacer la guerra hoy. No somos tan ingenuos para 
creer en una paz eterna y universal, pero si los seres humanos hemos
 sido capaces de crear, a lo largo de la historia, bellezas y maravillas 
que a todos nos dignifican y engrandecen, entonces es tiempo de 
meter mano a la más maravillosa y hermosa de todas las tareas: 
la incesante construcción de la paz. Pero que esa paz sea la paz 
del respeto humano, no la paz de una sumisión y de una humillación 
que demasiadas veces vienen disfrazadas bajo la mascarilla de una 
falsa amistad protectora. Ya es hora de que las razones de la fuerza 
dejen de prevalecer sobre la fuerza de la razón. Ya es hora de que
 el espíritu positivo de la Humanidad que somos se dedique 
sanar las innúmeras miserias del mundo”.


Y otro fragmento, también de aquel manifiesto de Saramago:


“Sin paz, sin una paz auténtica y justa, no habrá derechos humanos. 
Y sin derechos humanos la democracia nunca será más que una ofensa a la razón”.