dimecres, 23 de març del 2022





 




Ayer en una tertulia de esas bien pagadas alguien dijo algo así: 
"La crisis provocada por los transportistas...". Muy bien, todo fantástico 
y estupendo, la crisis es nuestra, siempre nuestra, del trabajador o
 trabajadora o parado o parada o simplemente superviviente de a pie,
 nosotras nos lo guisamos y nosotras nos lo comemos, nunca es la crisis
 ni el robo a gran escala (llámalo robo a secas, llámalo robo legalizado)
 de las grandes corporaciones con sus grandes beneficios, no, eso es 
sano y natural, eso es libre mercado y tal. Y así nos va, muy bien, un
 aplauso y a mirar para otro lado, siempre hay cosas mejores o más
 urgentes que hacer, no importunemos a las grandes fortunas con
 nuestros problemas, ni a los grandes gobiernos ni a las grandes 
tonterías que reinan noche y día. Por cierto, la guerra sigue, allí y aquí,
 pero para qué sacar las neuronas a pasear, la culpa es del cha cha chá, 
o del árbitro o de las energías telúricas del más allá. Todo bien, todo va 
a salir estupendamente bien. O eso dicen las lumbreras que nos llevan al
 sacrificio (llámalo sacrificio, llámalo matadero legalizado). Hasta luego,
 otro día contaré algo divertido. O no. Visto lo visto, qué más da.