dilluns, 9 d’agost del 2021





 



El día que saqué esta foto (sí, lo sé, parece una viñeta) 
(pero es una foto) (ya si os creéis esto, os creeréis también lo 
siguiente que contaré) hacía muchísimo calor y los aparatos de 
aire acondicionado se abanicaban con gracia y salsalero (sí, salsalero)
(es un bailesito muy salao que te hará gosar, papi sabrosón) (o mami
 sabrosona) (o primo segundo, más sabrosón todavía). Y… Y… por dónde
 iba, que con el salsalero se me ha ido el cielo al santo… Eso: que los
 aires acondicionados se abanicaban y los que no se abanicaban se 
iban corriendo a echar un casquete polar ártico. La calle toda se derretía, 
y el asfalto era un chicle de fresa con tropezones de cereza en almíbar. Y los 
semáforos se doblaban y besaban las aceras, que se arqueaban y ardían
 apasionadas, abriendo las bocas de incendio y lamiendo con sus lenguas los 
pies churruscados de las pocas personas que se animaban a salir a la 
calle. Hubo alguno, incluso, que sin querer se quemó a lo bonzo 
con su propio semen incandescente, y las farolas bailaban 
sobre el horno de su propia excitación hasta llegar al punto 
de cocción en el que ya no es posible tener un orgasmo, porque 
como mínimo tenían media docena, uno detrás de otro, lamidas 
por nubes henchidas de un orgiástico calor sin final y sin vergüenza. 
Y eso sucedió aquel día que saqué esa foto, ya veis qué cosas, quién 
nos lo iba a decir: empecé hablando de un día de calor como otro
 cualquiera y acabo hablando de otras cosas que pasan, también, 
un día cualquiera. Cierto es que, como atestigua la foto, no todo el 
mundo supo ver aquel grandioso humedal erótico: hubo gente que 
insultó al sol. Mala gente aquella, la misma que en invierno disfruta 
de su calorcito, luego en verano lo repudia sin misericordia. La misma
 gente que explota a emigrantes y a pobres en general y luego, 
cuando no los necesitan, los echan a patadas. En fin, qué decir 
de ese hatajo de zopencos que demuestran su corta imaginación 
sexual yendo a un puticlub, si no valen ni la pena ni el pene ni el 
porno ni el puto prejuicio que les carcome el cerebro. Y ya está, 
ya he dicho todo lo que quería decir. Nada más por hoy :-)