"Y no es más sagrado un templo que la intimidad de nuestro dormitorio,
la calle por la que diariamente transitamos o un valle sesteando al Sol,
siempre que se comprenda que todos esos espacios son símbolos
del único Espacio en el que todo acontece: la Vida."
Mónica Cavallé
El caminante es casi una hoja que cae en el otoño de su ciudad.
Es casi un árbol. Hasta podría ser un poco ese alguien que corre
esta tarde por el parque. O el tobogán vacío. O la acera que
sostiene sus pies. Podría serlo todo bajo el primer frío que trae
ese cielo tan azul, podría volar junto al tímido sol que asoma...
Y podría ser también los zapatos vacíos que esperan ante la
puerta abierta de esa autocaravana, ahí está aparcada,
así como sin querer, así como despistada.
puerta abierta de esa autocaravana, ahí está aparcada,
así como sin querer, así como despistada.
Pero nunca podría ser ninguna de esas
banderas que el viento mueve a un lado y a otro de
su soberana rigidez. Les escupiría. Su corazón insumiso ha
intentado dialogar con ellas una y mil veces, pero escupiría contra
todas y cada una, contra todas las balas de goma que se disparan
desde sus faldas. Contra todas las porras, mástiles de esas banderas
bobas que, todavía hoy, no conocen el significado de la palabra
autocrítica, contra todas ellas huracanes de desprecio.
Y el caminante camina y sus ojos truenan, ya llegando
a casa, ya mirando esa calle repleta de señales que salpican
dirección prohibida. Se cansó hace tiempo de hablar con ellas,
de hacerles ver, de intentar explicar, de hacer comprender que
nada justifica la violencia... Ya solo habla, bajando de la acera,
con la valentía, porque quiere seguir aprendiendo de ella y sentir
sin vergüenza el abrazo cálido de su paz. Dejar atrás ya sin piedad
a quien hace daño y nunca pide perdón de corazón, a quien
no sabe convivir, porque solo sabe imponer.
Es su alma quien le llora y le da la mano en cada
franja blanca del paso de cebra, y se le arremolina en
los pulmones con ese ápice de alegría que todavía le queda.
El caminante es casi el río de la vida y de la muerte, pero
al abrir la compuerta del hogar recuerda que él solo
es un pez navegando a contracorriente. Y sube,
ya sin frío, ya sin viento, las escaleras.
Ximo Segarra
Roger Español: "Quiero ser el último herido por bala de goma
en el Estado español." Más detalles de la rueda de prensa que
dio ayer, mes y medio después de perder la visión de un ojo
en la brutal represión policial del 1 de octubre, AQUí.