Soy la inocencia de la luna
Lágrima viva del dolor escondido
Cemento latiendo en la mirada muro
No soy manada, ni heredero
de conquistadores. Soy hombre de
verdad. Mujer de verdad. Persona
de verdad. No soy de mentira. No
soy la nada con disfraz de
pesadilla. Soy todas y cada una
de mis utopías. Soy yo. Estos
de mis utopías. Soy yo. Estos
pedazos rotos tirados en la
acera. El sueño que
no sabe cómo levantarse
La mano que tiembla antes
de pedir ayuda. La voz que
se queda sin voz. Esa soy yo
La inocencia de todos
y cada uno de
mis pálpitos
Soy mujer, soy un ser
humano. Soy mi risa. Soy
mis labios, soy el abrazo que
me acuna. Soy una más, y ni una
menos. Soy la diosa de mis adentros, la madre
que me alumbra. Soy la vida sin más. Y sin menos
La dignidad enterrada, soy el silencio que
me escarba, que me encuentra, que me rescata. Soy
todo este tiempo que me cura. El amor de una
nube que pasa, la paz de mis pulmones
Abro mi puerta y entra la niña que riega
las flores, soy la cría que crece descalza
y que baila y que baila y que baila...
Soy toda mí y todo el mundo que
sabe vivir. Soy todo el mundo que
respeta lo que soy. Soy la
dignidad incorrupta de
todas y cada una
de mis lunas
rotas. Soy
la inocencia
que no me quitaron
Soy la inocencia que me quitaron
y que ahora arrebato de sus garras
Me la devuelvo toda, porque la quiero
porque la necesito porque la merezco
porque nací con ella, porque la sabiduría soy
yo, y no ese hatajo de ciegos cobardes. No soy la
pesadilla, ese horror es suyo, de sus fabricantes, solo
suyo. Todo suyo. Dueños de su estúpida baba, objetos
presos en el triste agujero negro de su alucinación. Orgasmos
que caducan y naufragan en el círculo de su ignorancia.
Yo soy el sueño que se regenera, que
vuelve a su hogar, que sonríe, que
revive sin vergüenza lo mejor
de mí misma. Porque
la vergüenza es suya, suya
es la brutalidad, suya la memez
vacía, suya la infeliz creencia de que
pueden hacer suyo todo aquello que sus
zarpas puedan atrapar. Yo soy mía. No
soy suya. Nunca lo seré. Nunca lo fui.
Soy mía, soy libre y soy la
soberana de todos y cada
uno de mis anhelos. No soy
ninguno de ellos: proyectos
inacabados de hombre, ni la mugre
de su necedad, ni tampoco su ridícula
impotencia para amar. No pertenezco
a esa subespecie en vías de extinción,
ni voy a limpiar con mi cuerpo el
vertedero de sus putrefactos
pensamientos. Yo soy
humana con todas
las de la ley, soy
humana en
cuerpo, en alma, en
vuelo, en calma...
Aquí en lo más hondo lo sé. Aquí, donde
solo la magia descarada de la bondad
puede tocarme. Aquí todo me dice
que yo soy la fuerte, la auténtica, las
montañas de lluvia y de sol. Aquí yo
soy mi arco iris. Soy la inocencia
de todos y cada uno de mis
despertares. Soy yo
levantándome. Soy yo
la belleza, aunque ahora
me cueste verla. Soy yo. Siempre
Soy esta poesía. Porque yo soy
el manantial eterno de todos
y cada uno de mis versos
Ximo Segarra