No son de aquí, son de allá, de otros tiempos, salidos quizá
de alguna puerta perdida del Ministerio del Tiempo, con esquemas
mentales y herramientas de otra época. Sí, enarbolan la bandera de
la legalidad, esa misma legalidad que les obliga a velar por el trabajo,
la vivienda y la dignidad de todas y cada una de las españolas, esa
misma legalidad a la que burlan con sus sobres bajo mano,
con su descarada corrupción económica y moral.
No son de aquí, son de allá, de otros tiempos,
añoran quizá un imperio forjado a sangre y fuego,
creen que la violencia y la amenaza les da derecho
a todo, y se olvidan cada día de su propia cultura, tan
rica, tan diversa, tan llena de gente como Unamuno,
que les plantó cara aquel 1936...
No, así no, así nunca, volviendo a
la época de los presos políticos, del ahogo
económico a quien no se pliega ante sus órdenes
y sus mandos, a la censura de los grises tiempos... Así no,
señoras y señores del Estado español, así no, que ya sabemos
que el independentismo catalán no es todo miel sobre hojuelas,
que no es oro todo lo que reluce, que podremos estar de acuerdo
o no con sus ideas y con sus sueños, que podremos ver o no viable
una Cataluña independiente... Pero así no, así no arreglamos esto. Así
lo liamos más, así se fractura más una sociedad, así no. Porque ustedes
no son de aquí, son de allá, de otros tiempos; y nosotras, las personas
que respetamos a las personas, no vamos por ahí aporreando a
otras personas, ni quitándole la libertad a quien no piensa
como nosotras. No sé ustedes, lumbreras del Estado
español, qué van a hacer los próximos días, pero
yo, que nunca vi la independencia de Cataluña
como algo urgente ni como una buena
salida, no pienso callarme
excusándome en que
esto no va conmigo,
porque aquí y
ahora nos
estamos
jugando algo
más importante que
una bandera, nos estamos
jugando esa pequeña porción
que todavía nos queda
de libertad.