Cualquier represión de Estado necesita, para ser efectiva, 3 pasos:
el primero es dar cera (golpear, aporrear, patear...) sin medida ni, por
supuesto, proporcionalidad. Con eso se genera dolor, humillación, tristeza
y, según los casos, mucha rabia o un gran desconcierto íntimo. El segundo es
negarla (minimizarla, taparla, decir que todo es manipulación... en fin, que todo
aquello no fue para tanto). Con eso se busca que el colectivo represaliado se sienta
solo, incomprendido, desamparado... y muchas veces incapaz de conseguir hilar un
argumento con el que explicarle al mundo cómo se siente. Y el tercer paso es
conseguir que quien fue represaliado se revuelva violentamente, que se
deje llevar por la venganza ciega, y que triunfe el instinto de
devolver golpe por golpe y caer en el error de que "el
mundo sabrá por fin cuánto he sufrido cuando vea
cuánta violencia soy capaz de dirigir
contra los agentes represores
y (también) contra
gente inocente."
Con ese 3er paso,
un Estado coercitivo, explotador y
tramposo tiene la justificación perfecta para
machacar sin piedad cualquier rebeldía. Y como tiene
más medios económicos, armados y de propaganda,
puede conseguir su objetivo y dejar
desprestigiado y sin efecto
hasta la más loable
de las utopías.
Eso, amigas y amigos,
es lo que hizo el Estado español en
el País Vasco... Y eso es lo que pretende hacer
ahora a toda velocidad en Cataluña. Le falta el 3er paso.
Todavía no lo tiene, por más que el aparato de propaganda
ya quiera anunciar lo contrario, porque las escasas respuestas
violentas que hubo el 1 de octubre estuvieron protagonizadas por
gente inerme que, ante la avalancha de tíos muy machorros y muy
bien pertrechados para la autodefensa y el autoataque, lanzaron
una silla, o una botella de plástico, o una mano desnuda al aire,
o aquel paraguas de color chillón que agitaba una anciana...
Y lo del "asedio" el lunes y ayer martes a los hoteles
donde se alojan los agentes... ¿Eso es odio
incontrolado? O es una forma de decir
(a grito pelado y sin porras ni
escopetas ni azadas):
"Vosotros pegasteis
el domingo a
mi hermana"
o "Le disteis una
patada voladora a mi
padre" o "Arrastrasteis por la
calle a mi amigo", o "Le abristeis
una brecha en la cabeza a mi abuela
y os grito y os digo que os vayáis porque
aún me queda el suficiente juicio como para
no hacer del hotel una barbacoa."
No, el tercer paso todavía no se ha dado,
quizá se lo inventarán, o conseguirán que alguna
banda de descerebrados (que en todas las tribus los hay)
les dé la excusa para el machaque definitivo, para tildar a
cualquier resistencia de "terrorista", y a cualquier apoyo de
"enaltecimiento del terrorismo", y ya el mundo será por fin un
mundo de catalanes buenos y de catalanes malos, un mundo
donde ya quiere estar Xavier García Albiol (presidente
del PP en el parlamento de Cataluña), transcribo
literalmente lo que ayer les decía a los
policías y guardias civiles que solo
dos días antes aporreaban a
personas armadas con
papeletas: "Sobre
todo mucha fuerza porque
los catalanes de bien, que somos
los catalanes que también nos sentimos
españoles, os necesitamos." Claro, así consiguió
el grito tribal de los defensores de la españolidad más
cavernícola, y, claro, así consigue fracturar todavía
más la sociedad catalana, esa sociedad que, según
él, está rompiendo la gente que el domingo
pedía votar en paz. Qué pecado, ¿eh?
votar en paz...
Pero estamos en el segundo paso:
negar lo sucedido, por eso la fiscalía
ayer decía que el domingo los agentes
actuaron en legítima defensa...
¿En legítima defensa? ¿Acaso la gente
votante marchó en formación contra el
barco de Piolín, para sacar uno por uno
a cada policía a rastras o a golpes o a
estirones de pelo? ¿Acaso el domingo
la gente urneante se metió en las
comisarías o en los cuarteles para
estrangular a todo agente de la ley
que se les pusiera por delante?
Oigan, que el tema no fue así, fuera
el referéndum legal o ilegal, esa gente
inteligente solo quería avalanzarse
sobre las urnas para hacerles el amor
y protegerlas si hacía falta y compartir
el referéndum legal o ilegal, esa gente
inteligente solo quería avalanzarse
sobre las urnas para hacerles el amor
y protegerlas si hacía falta y compartir
un día con la gente emocionante que
sueña con decidir las cosas hablando y
votando... Pero no, anoche tenía que
salir el señor monarca a hablar de todo
menos del abuso a sus súbditas y a sus
súbditos, no, el señor de los borbones,
el heredero de una dinastía de reyes
y de una dictadura de caudillo, nos da
lecciones de democracia y de estado
de derecho y nos pide, desde su humilde
chocita, que traguemos un sapo más,
que total, ya llevamos siglos
Pero quizá no queramos tragar
más ya, quizá podamos hacerlo esta
vez bien, a pesar de que el Gran Poder
Estatal se empeña en hacerlo tan mal.
Quizá esta vez podamos decir otra vez:
"No. Ustedes no nos representan." Y salir
a la calle sin vergüenzas ni complejos ni
miedos, salir a nuestra calle en paz, por
la paz, y con la paz nuestra de cada día,
seamos españoles, o seamos andaluzas,
o catalanes, o vascas, o de la meseta
castellana o de Castelló de la Plana,
que es de donde soy yo...
Porque a mí me da igual si
yo soy de un país y tú eres
de otro, o somos del mismo,
qué más da, mientras lo
hagamos sin mandar a la
porra lo más bonito del
mundo, que es nuestra
libertad, nuestro respeto
mutuo, nuestro amor...
Si eso cabe en la bandera
de cada cual... Creo que
conseguiremos ser personas,
sí, ser personas dignas, más
allá (o más acá) de cualquier
frontera. Porque creo que ya
hemos aprendido a caminar con
nuestros propios pasos, dejando
a un lado los pasos esclavos. Sí,
creo que es hora de caminar. De
caminar y no parar. No parar hasta
liberarnos. Liberarnos de tanta
miseria impuesta.