La señora sentada en un banquito del parque hojea una revista.
Ella es elegante de ropa y de gestos y su mirada pasea
entre las
páginas de un número antiguo de “Festividades”, una revista dedicada
en
exclusiva a las fiestas de la ciudad. Y decíamos que ella es elegante
y nos
sorprende ahora descubrir en su calzado una nota discordante:
zapatillas de
estar por casa ¡y calcetines de lana! Pero algo brilla en los
ojos de la señora
cuando lee “entrevista con la reina de las fiestas” y se
ve a sí misma hecha
una jovencita que posa inocente para la posteridad.
Ella, la Reina de las
Fiestas, decía cosas en la entrevista, y muchas de esas
cosas eran invención
del entrevistador, alguien del que no recuerda la cara,
solo la voz, tan
parecida a la de su padre… Él la mira desde una foto, también
está ahí su madre.
El padre y la madre, uno a cada lado de la joven
sonriente en el salón de familia
bien, administran y exportan altanería
en cada movimiento congelado: la familia
era poderosa, y la hija,
la piedra más preciosa de la casa, era la reina.
Y la huérfana expulsada del paraíso cierra la revista y mira
la foto
a todo color de la portada, y apenas se reconoce en esos ojos confiados.
Y las paredes de la memoria se derrumban a cámara lenta, y con las
paredes se
hunden también los cimientos y su mano busca en el móvil
a su psicóloga pero eso
también cae. El árbol que tiene detrás la agarra
y la lanza para que vuele con
las palomas con las que jugaba de niña, y
ella besa entre las nubes aquel
primer beso que nunca se repitió, y cerca
del sol una pirámide ordena y manda.
Y la angustia la acuchilla, y litros
de lágrimas no derramadas aplastan su
pecho, y su cabeza desconecta
y la señora cae al suelo como un saco de patatas.
Alguien la alojará en alguna estadística de enfermedad
mental,
pero ella planea noche y día, desde su rincón preferido bajo los
escombros, exiliarse a una sencilla cabaña. Y es que ella ya no
quiere ser
reina, ni tampoco sierva, aunque ninguno de los locos
que le organizan la vida haya caído todavía en ese detalle.