dilluns, 28 de febrer del 2022





 



Fue hace casi 3 años cuando hice la viñeta de la duendecilla 
entonces no pensé que ella viajaría tanto de aquí 
para allá con sus preguntas aduendadas. 








Pero sí. Sí que ha viajado. Ya el año pasado se subió a 
unas cuantas tazas y rodó con alegría curiosona por caminos y 
veredas, y en estos 2 primeros meses del año, gracias a un encargo 
de Teresa (en realidad un encargo muy variado y muy múltiple), 
ha salido cabalgando a lomos de tazas y camisetas rumbo a hogares 
y escondrijos de Córdoba, Ciudad Real y también rumbo a unos 
cuantos barrios de Madrid. Incluso la duendecilla se ha dado 
el gusto de mutar en duendecillo en alguno de esos viajes.









Le agradezco a Teresa el (los) encargo(s), pues gracias a 
su iniciativa ahora me llegan ecos de la duendecilla aventurera, 
ecos que me dicen que ella está feliz en los nuevos lugares 
y con las nuevas gentes. 









Y eso es bien, claro que sí, eso anima a hacer preguntas así, 
preguntas que no se cansan de imaginar nuevas maneras de buscar. 
Y nuevas maneras de encontrar. Porque la tristeza, el dolor y el
 sufrimiento no son la respuesta definitiva. Tampoco la guerra lo es. 











Y diría más, pero no quiero interrumpir el nacimiento de tus 
propias preguntas (y respuestas) aduendadas, así pues… 
¡Hasta luego, duendecillas y duendecillos!