dilluns, 13 de juny del 2022




 





Lo va a dejar. Vaya si lo va a dejar, hasta aquí hemos llegado y esta es la
 última vez que ella lo espera por la noche hasta las tantas, que ya está
 bien la cosa, que cuando se conocieron él era otro, era un sueño bien
 húmedo y bien despierto, erudito en lengua erótica, conocedor profundo
 del antiguo idioma del mar que no cesa, pues aquella lengua suya, salada
 y esponjosa, grande y líquida, lograba inundarla de placer por arriba y
 por abajo, a fuego lento y también a la desesperada, y siempre el clítoris
 acababa con una sonrisa de muslo a muslo, satisfecho y agotado porque,
 hablemos claro, aquella lengua era grande y generosa como una fregona,
 se lo dejaba todo todito limpio, tanto tantito que ella podía pasar sin
 ducharse hasta la siguiente sesión de hidromasaje con final feliz…
 Porque lo de él no era lengua, era bañera, qué digo bañera, era oleaje
 imparable que lanzaba el sexo de ella de una aventura a otra, olas
 borrachas de espuma que la invitaban una y mil veces a bailar lengüetón
 mientras los ángeles del cielo se reencontraban con el sexo que un día
 perdieron y bailaban con ella bajo la tormenta infinita de un orgasmo
 que no llegaba todavía… Todavía no… Nádame más… Nádame más…
 Hasta que el día estallaba en medio de la noche. Aún recuerda aquellos
 amaneceres cuando la descarga eléctrica por fin encontraba la salida en
 todas y cada una de sus neuronas, y mirara donde mirara los espejos
 dibujaban el placer desatado y viajaba al centro del animal que todas
 somos, salvaje y divino, hermoso y libre y gritaba hasta que el mar se
 hundía hasta lo más hondo de sus raíces y saltaba hasta el más loco y
 atrevido rayo de sol. Pero ahora ya no, ahora él se va por ahí con los
 amigos y con los enemigos, a hablar de fútbol y de política y de tías, y 
le da a la lengua en los bares y en las plazas y llega a casa con la 
lengua cansada y aburrida, encogida y seca, y es por eso 
que ella por fin lo va a dejar. Y es por eso que este 
cuento, mojado y colorado, ya se ha terminado.





(De mi libro inédito Cuentos de cuando el sexo pudo razonar)