Lo va a dejar. Vaya si lo va a dejar, hasta aquí hemos llegado y esta es la
última vez que ella lo espera por la noche hasta las
tantas, que ya está
bien la cosa, que cuando se conocieron él era otro, era un
sueño bien
húmedo y bien despierto, erudito en lengua erótica, conocedor profundo
del antiguo idioma del mar que no cesa, pues aquella lengua suya, salada
y
esponjosa, grande y líquida, lograba inundarla de placer por arriba y
por abajo,
a fuego lento y también a la desesperada, y siempre el clítoris
acababa con una
sonrisa de muslo a muslo, satisfecho y agotado porque,
hablemos claro, aquella
lengua era grande y generosa como una fregona,
se lo dejaba todo todito limpio,
tanto tantito que ella podía pasar sin
ducharse hasta la siguiente sesión de
hidromasaje con final feliz…
Porque lo de él no era lengua, era bañera, qué
digo bañera, era oleaje
imparable que lanzaba el sexo de ella de una aventura a
otra, olas
borrachas de espuma que la invitaban una y mil veces a bailar
lengüetón
mientras los ángeles del cielo se reencontraban con el sexo que un
día
perdieron y bailaban con ella bajo la tormenta infinita de un orgasmo
que
no llegaba todavía… Todavía no… Nádame más… Nádame más…
Hasta que el día
estallaba en medio de la noche. Aún recuerda aquellos
amaneceres cuando la
descarga eléctrica por fin encontraba la salida en
todas y cada una de sus
neuronas, y mirara donde mirara los espejos
dibujaban el placer desatado y
viajaba al centro del animal que todas
somos, salvaje y divino, hermoso y libre
y gritaba hasta que el mar se
hundía hasta lo más hondo de sus raíces y saltaba
hasta el más loco y
atrevido rayo de sol. Pero ahora ya no, ahora él se va por
ahí con los
amigos y con los enemigos, a hablar de fútbol y de política y de
tías, y
le da a la lengua en los bares y en las plazas y llega a casa con la
lengua cansada y aburrida, encogida y seca, y es por eso
que ella por fin lo va
a dejar. Y es por eso que este
cuento, mojado y colorado, ya se ha terminado.
(De mi libro inédito Cuentos de cuando el sexo pudo razonar)