Eso cuentan los de arriba: lo que les interesa. Y mira que no quería hablar yo de
lo del sumergible de millonarios, ya ha habido mucha
otra gente que lo ha dicho
muy bien, comparando la cobertura mediática del Titán
millonario con la cobertura
de los naufragios inmigrantes. Y no quería hablar de
eso porque, honestamente,
estoy hasta la coronilla de tantas y tantas veces que
esas cosas ocurren, es
cansino y machacón el discurso cotidiano, da igual si
hablamos de unos derechos
humanos o de otros, solo importan para una breve
noticia aislada aquí y otra
allá, sumergida en ese chorro insaciable lleno de
las luchas de poder y ese tono
adormecedor… La reflexión, la crítica, el
espíritu crítico… se disuelve entre tandas
de publicidad, concursos, series,
competiciones deportivas y mil y un etcéteras
que nunca tienen tiempo de mirar
la realidad social cara a cara. Aquí en las
redes sociales no es muy distinto,
los algoritmos se esfuerzan noche y día en
fragmentarlo todo, en invisibilizar
a quien menos tiene, porque quien menos
tiene no puede pagar eso que ellos
llaman “esponsorizar” y además, quitémonos
la venda: la mayoría no hace otra
cosa que mirarse el ombligo y enseñarlo con
más o menos filtros, la mayoría
buscamos en las redes ese hueco para que se
nos vea, en mi caso mis viñetas… Y
acabamos enredados en esa red inmensa,
sin saber ya por qué seguimos posteando,
dando de comer a esas corporaciones
millonarias. En fin, un mundo dominado por
ricachones y ricachonas egoístas
produce, noche y día, millones y millones de
personas egoístas, miedosas,
apocadas, temerosas de perder lo poco que tienen.
Por eso no quiero hablar
del sumergible, porque me enciendo y porque ya sé de
lo poco que sirve decir
esto o lo otro. Muchas veces opto por el silencio, por
no escribir o dibujar nada…
Así que ya me callo, hasta luego, que no os pille
muy cerca el
próximo naufragio. O sí, nunca se sabe…
(la viñeta es "remake" de una que hice hace una década)