Versión nueva de una viñeta que hice hace unos cuantos ocho años,
todos los ocho invisibles o no tanto, depende, como dijo Ramón de
Campoamor, del color del cristal con que se mire:
«Y es que en el mundo traidor
nada hay verdad ni mentira:
todo
es según el color
del cristal con que se mira».
«Y es que en el mundo bribón
nada hay verdad
ni mentira:
todo es según el color
del borbón con que se mira».
En todo caso, ya se
sabe, la corte reinante es lo importante.
Y los súbditos somos, quien más y
quien menos, invisibles. O eso
vienen a decir los medios de incomunicación
vigente, públicos o
privados, dando una y otra vez la máxima cobertura
a la
misma bribonería de siempre.
Así pues: Dios salve
a la reina. O Diosa salve al rey.
O ni Dios ni Amo ni Bandera, que a mí me
gusta y me enamora más.
Hasta luego, compañeros y compañeras invisibles.