Salir por babas - 41
Lo confieso: En ocasiones veo zombis. Millones de
zombis abducid@s por la promesa de hincarle el diente
a la fortuna prometida. Ric@s y aspirantes a ric@s desprenden
un tufo a inhumanidad insoportable. Quizá sea un problema mío
neuronal, porque casi nadie siente ese horror, casi nadie huye de los
zombis o se enfrenta a ell@s, antes al contrario, se dejan mordisquear
mientras van al cine, o al trabajo, o a cenar con amig@s... y cada vez
hay más podredumbre en el ambiente. Y ahí están: riéndose
autocomplacid@s de la justicia social, de la solidaridad,
despreciando lo más hermoso del ser humano... Sí,
quizá el problema lo tenga yo, pero ya no pido
perdón por ver zombis. Ni me canso de
cantar con Rosendo aquello de Me resisto
a ser la presa... Y bailo a solas con mi
alegría aunque nadie la entienda,
porque estoy vivo, y porque
no me rindo. Todavía sé
respirar de verdad,
todavía sé sentir
el aire fresco...