"Cuando adviertas que para producir necesitas la autorización
de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye
hacia quienes trafican no con bienes sino con favores; cuando percibas que
muchos se hacen ricos por el soborno y las influencias más que por el trabajo,
y que las leyes no te protegen contra ellos, sino que, por el contrario, son ellos los
que están protegidos contra ti; cuando repares que la corrupción es recompensada
y la honradez se convierte en un sacrificio personal, entonces podrás afirmar
sin temor a equivocarte que tu sociedad está condenada."