Este dibujo lo hice a principios de 2015 después de leer la frase
que Gaston Bachelard escribió a mediados de siglo XX,
dentro de su libro "La poética del espacio".
que Gaston Bachelard escribió a mediados de siglo XX,
dentro de su libro "La poética del espacio".
Reconozco que no me he leído entero el libro, pero sí hay varios
pasajes que me llamaron en su día la atención, quizá porque invitan
a fecundar nuevas perspectivas... Como muestra, este botón:
a fecundar nuevas perspectivas... Como muestra, este botón:
"Todo se dibuja, incluso lo infinito."
Muy cierto. Mucho. Aunque un par de páginas después añade:
"El ser no se ve. Tal vez se escuche.
El ser no se dibuja. No está bordeado por la nada."
"El ser no se ve. Tal vez se escuche.
El ser no se dibuja. No está bordeado por la nada."
¿Contradicción? ("Todo se dibuja" - "El ser no se dibuja")
Sí, contradicción, porque teniendo en cuenta que el ser está
dentro del todo... no podemos afirmar primero que todo
se dibuja y después decir que el ser no se dibuja.
El ser está implícito en el todo, por tanto...
El ser sí se dibuja ¿o no?
Sí, contradicción, porque teniendo en cuenta que el ser está
dentro del todo... no podemos afirmar primero que todo
se dibuja y después decir que el ser no se dibuja.
El ser está implícito en el todo, por tanto...
El ser sí se dibuja ¿o no?
Bueno, la verdad es que este
tipo de contradicciones me encantan,
tipo de contradicciones me encantan,
por lo que sugieren y por lo que inspiran;
y porque, cuando topo con
y porque, cuando topo con
contradicciones así,
mis propias
contradicciones
se sienten acompañadas
y, en definitiva, se sienten
inspiradas a confrontarse, dialogarse,
y, finalmente, comprenderse y resolverse.
Tal vez Bachelard entiende que el todo está
dentro del ser, y por eso él concibe que todo
dentro del ser, y por eso él concibe que todo
pueda dibujarse, excepto el ser, que es algo así
como el summum de todos los súmmumes y... pero
yo no quería ponerme ahora metafísico ni teórico del
arte (aunque la verdad es que la idea de que el ser no
pueda dibujarse a sí mismo me pone las neuronas a
bailar con el infinito y el más allá y con gusto
me cogería ahora un lápiz para hablar
con él del tema).
Pero no, yo quiero hablar de lo de la vivienda, porque
hoy, al volver a leer la frase de Bachelard, he recordado aquel
edificio en construcción que veía todos los días en mi época de estudiante
de Bellas Artes en València; me pillaba de camino hacia la facultad y era un
edificio grande y robusto y también elegante. Y, sobre todo, aquellos grandes
maceteros y jardineras en lo alto de todo... Yo esas cosas no las había visto nunca,
viniendo de mi Castelló de urbanismo feote y no muy innovador... Pero, a lo que iba,
resulta que, al final de todo, cuando el edificio estaba ya a puntito de darse por
concluido, se percataron de un detalle: nadie había pensado en el peso
de la tierra que iba dentro de las macetas. Y por ese pequeño
detalle el edificio podía caerse, o, como mínimo, estaba en
riesgo de tener serios problemas de equilibrio.
No recuerdo cómo lo solucionaron, o quizá perdí el
interés por saber cómo terminaba la historia del edificio de las
grandes azoteas ajardinadas, pero hoy, al reencontrame con el libro
de Bachelard, he recordado aquello, y he pensado la de veces que,
por más que repasemos todos los detalles, se nos olvida, o se nos
traspapela entre los planos que diseñan nuestro vivir, ese
interés por saber cómo terminaba la historia del edificio de las
grandes azoteas ajardinadas, pero hoy, al reencontrame con el libro
de Bachelard, he recordado aquello, y he pensado la de veces que,
por más que repasemos todos los detalles, se nos olvida, o se nos
traspapela entre los planos que diseñan nuestro vivir, ese
espacio que necesita el oxígeno para corretear y
sentirse a gusto. Es tan fácil olvidar detalles
tan sutiles como el peso de la luz... Sí.
sentirse a gusto. Es tan fácil olvidar detalles
tan sutiles como el peso de la luz... Sí.
Cuántas veces olvidamos...