dimecres, 23 de setembre del 2020





 





Algún día habrá una huelga de esas gordas, guapas y geniales, habrá huelga de crucificadores. 
Y la vida será vida, de día y de noche. Mientras tanto ensayamos otras huelgas, huelgas anunciadas 
o sorprendentes, rápidas o caracoleantes, escondidas o temerarias, mías o nuestras, apasionadas o 
relajantes… Porque sí, porque del rebaño atropellado a veces salimos ovejas negras (o rojas) 
(o moradas) (o de todos los colores) y soñamos, por ejemplo, una escuela pública 
que nos enseñe a ser felices y a defendernos del sistema demente, caduco, 
asesino y contaminante. Y soñamos una sanidad pública rebosante de recursos, 
de empatía y de buena salud. Y agricultura limpia y bien tratada. 
Y arte libre y bien abonado y mejor regado. Y soñamos cosas 
así que no son cosas, son necesidades, caminos 
que anhelamos respirar. 

En fin: Huelga eterna de crucificadores queremos. 
Huelga eterna de ricachones y de mandamases y 
de mandahuevos y de vocesdesuamo. 

Mientras tanto, no hay duda, pequeñas huelgas haremos, 
siempre que sean necesarias, y ahora son tan necesarias… 
Porque no renunciamos a seguir ensayando, no 
renunciamos a que una humilde y pequeña huelga 
sea por fin esa gorda y guapa y genial huelga que 
algún día (o alguna noche) celebraremos.