dijous, 24 de gener del 2019














LA BANDERA Y EL AMOR 

La española ondeaba sola aquella noche en la Plaza Mayor del Reino. 
De puntillas, casi bailando, entró en escena una preciosa bandera por 
la Calle de los Suspiros. Todo surgió entre ellas. Todo. Apagaron las 
farolas, cegaron las cámaras de seguridad y nadie supo nunca cuánto 
se amaban, cuánto se decían, cuánto se echaban de 
menos en cada ausencia de sus labios. 
Quedaron para la noche siguiente. No iba a ser fácil. Ahora 
le tocaba a la bandera constitucional escaparse furtivamente 
en busca de su amante la estelada catalana. 


Ximo Segarra