Esta viñeta es de hace poco más de un año, la hice para #noteolvides, una campaña
de apoyo a ONGs de refugio, y ya la publiqué aquí entonces. Hoy la cosa sigue
igual de fatal: hoy la cosa sigue siendo una cuestión de dignidad, la de las
personas que, necesitando refugio, no lo tienen, y la dignidad de las
personas que, teniendo de todo, no dan nada (y quizá por
eso hay tanta egolatría vacía enredándose en
las redes esas que llaman sociales).
Sobre la dignidad, Václav Havel escribió esto en sus Cartas a Olga:
"Salir en defensa de la propia dignidad no es cuestión de
una decisión aislada sino de una «práctica existencial»,
cotidiana y más bien exigente: a uno siempre se le
ofrece más de una oportunidad de convertirse en
un pánfilo, siempre está a tiempo para ello."
Vivir con dignidad, pues, es siempre un
esfuerzo, exige ir más allá del lamento
estéril, de la excusa eterna...
Y por eso mismo, porque
cuesta, también
fortalece,
también
revitaliza,
también alegra.
No solo a ti. También
a ese mar que rodea a esa
isla que cada persona somos.