dimarts, 24 de maig del 2022

 








Versión nueva de una viñeta que hice hace unos cuantos ocho años, 
todos los ocho invisibles o no tanto, depende, como dijo Ramón de
 Campoamor, del color del cristal con que se mire: 

«Y es que en el mundo traidor 
nada hay verdad ni mentira: 
todo es según el color 
del cristal con que se mira».

O, dicho en términos parásitos o visiblemente monárquicos: 

«Y es que en el mundo bribón 
nada hay verdad ni mentira:
 todo es según el color
 del borbón con que se mira».

En todo caso, ya se sabe, la corte reinante es lo importante. 
Y los súbditos somos, quien más y quien menos, invisibles. O eso 
vienen a decir los medios de incomunicación vigente, públicos o 
privados, dando una y otra vez la máxima cobertura 
la misma bribonería de siempre.

Así pues: Dios salve a la reina. O Diosa salve al rey. 
O ni Dios ni Amo ni Bandera, que a mí me gusta y me enamora más.
 Hasta luego, compañeros y compañeras invisibles.